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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

martes, 13 de noviembre de 2012

De ritos, semillas y alegría.

-Patri, vos tenés que comer girasol, te va a quitar la tristeza.
...Y al rato me ofreció una bolsita con semillas.
No sé si los nutrientes del girasol inciden de alguna manera en los estados de ánimo o, si consumiendo sus semillas todos los días, derriba la tristeza más profunda, tristeza parapetada tras varias hileras de gruesos muros.
 Lo que sé es que hoy ese manojito llamando desde el fondo de mi bolso me salvó en la larga espera: espera en vano,espera de no se sabe qué o a quién, momento de nostalgia de la nada, pozo oscuro, combate inútil y desesperado.
Y entonces, el rito: cerrar los ojos; retener cada mínima, poderosa y sensible semilla entre los dientes; palpar con la lengua, saborear. Pensar en la flor, el sol,  la tierra. Acordarse de la planta que creció al lado del poste de luz: la espera de la madurez de las semillas para quitarlas cuidadosamente con dedos de seis años. La espera vital, dulce. El rito de la infancia.
Las semillas, una a una de la flor así como en la boca (una a una). La magia de ver esa flor buscando la luz.

-¡Mami, es verdad que gira mirando el sol!

-Amigo, es verdad que te quita la tristeza.

 
                                                                                                                                                                Foto Tolhuin. San Luis, 1999.

viernes, 9 de noviembre de 2012

No quiero que lo sepas.
Por eso escribo en papelitos sueltos
que escondo en las habitaciones.
Dejo palabras en los cimientos de las columnas,
en las costuras del mantel, en las patas de la silla.
Le susurro a los árboles ausentes
y a las contratapas de los libros.
Practico estilos poco usuales en mí:
epígrafes, epigramas, epitafios.
Digo "enojo" en voz alta
y al rato murmuro "no tanto".
Superpongo palabras en el reverso
de los almanaques y en los espejos,
para que mi único poema,
el unívoco,
se derrame, quede diseminado,
se haga pedacitos por toda la casa,
como mi corazón,
pero no quiero que lo sepas.