SALVADOR
DE MADARIAGA
Elegía
en la muerte
de
Federico García Lorca
«Ya
se acabó el alboroto
y
vamos al tiroteo»
Federico
García Lorca
I
Dos
cristales de luz negra
brillaban
en su mirada.
En
su boca relucían
cristales
de sombra blanca.
El
pelo, noche sin luna.
La
tez, oliva y naranja.
El
gesto, ensalmo gitano.
La
voz, bordón de guitarra.
Y
en el alma, ancha y florida,
la
Vega de su Granada.
Cipreses
del Albaicín,
arrayanes
de la Alhambra,
cedros
del Generalife,
aroma,
color y savia.
El
bullicio de Sevilla,
la
gravedad de Granada,
los
jazmines de la Vega,
los
geranios de Triana...
De
aquel espíritu
en flor,
Andalucía
brotaba.
A
su voz alzan la testa
los
toros de la torada,
se
ruboriza el almendro,
se
quiebra en espuma el agua,
en
el zarzal florecido
se
estremece la nidada,
el
cazador queda absorto
toda
en sueños la mirada,
el
caballo entra en su ritmo,
el
jinete en su prestancia,
los
ríos se desperezan,
los
montes yerguen la espalda,
se
ahonda el azul del cielo,
se
enciende más la solana,
se
lleva la mano al pecho
la
mujer enamorada.
A
su voz, toda la vida
en
su propio ser se baña.
A
su voz, el Romancero
revive
en calles y plazas;
alzan
el vuelo las coplas
del
follaje de las almas;
se
preña de melodías
el
vientre de las guitarras.
A
su voz, canta hasta el aire,
a
su voz, baila hasta el agua.
II
Las
nubes de sangre y fuego
por
el vasto cielo avanzan.
La
una contra la otra
desastre
y muerte amenazan.
Ya
borran la luz del sol
de
la tierra desdichada.
Almas
tensas, almas lívidas.
Almas
tensas, almas cárdenas.
Látigos
de fuego y sangre
Desgarrando
el aire estallan.
Por el aire amarillo
pasa la muerte.
Los ojos, dos balazos.
Hueca la frente.
En la boca vacía
treinta y dos dientes
que van castañeando
"viva la muerte".
Nube
negra, nube roja,
sangre
contra sangre alzada,
almas
tensas, almas lívidas,
almas
tensas, almas cárdenas.
Ardió
la flor del almendro.
Muerta
yace la torada.
En
el aire alzan el vuelo
maldiciones
y venganzas.
Emboscado,
el cazador
acecha
la caza humana.
El
río ha bebido sangre.
La
noche ha bebido lágrimas.
La
luna enreda cadáveres
entre
sus redes de plata.
Se
lleva la mano al pecho
la
mujer asesinada.
De
dolor, gime hasta el aire.
De
dolor, llora hasta el agua.
III
Entre
harapos de aire roto
tu
voz suena y no lo creo,
tu
voz suena y no lo creo.
El día es un alboroto,
y la noche un tiroteo,
y la noche un tiroteo.
Nube
negra, nube negra,
cerraste
sobre Granada.
De
tu alma tensa, alma lívida,
de
tu alma tensa, alma cárdena,
sobre
el carmen más florido
se
desgajó una descarga.
Yo me asomé a aquel silencio
por si su voz resonaba,
por si su voz resonaba.
Sólo se oía el disparo
del tiro que lo mataba,
del tiro que lo mataba.
Huye, deseo, deseo,
la vida es un alboroto,
y la muerte un tiroteo,
y la muerte un tiroteo.
Ay,
jazmines de la Vega,
Ay
geranios de Triana,
cipreses
del Albaicín,
arrayanes
de la Alhambra,
cedros
del Generalife,
aroma,
color y savia...
Muerto
yace aquel arbusto,
raíces
y tronco y ramas,
que
brotó de vuestra tierra
y
floreció en obra y gracia!
Huye, deseo, deseo,
la vida es un alboroto
y la muerte un tiroteo.
Federico,
voz,
cantar, leyenda, magia,
Federico,
ay Federico,
tierra,
polvo, sombra, nada...
Los
gusanos de tu cuerpo
roen
rosas y manzanas.
Los
gusanos de tu cuerpo
roen
que roen las almas,
almas
tensas, almas lívidas,
almas
tensas, almas cárdenas.
Los
gusanos de tu cuerpo
roerán
a toda España...
¡No,
que tu espíritu en flor
incorrupto
se levanta!
Huele
a almendro y a jazmines,
Y
sabe a oliva y naranja.
Vuela
sobre las dehesas
y
da vida a la torada
y
enciende como candelas
los
cipreses de la Alhambra;
ahuyenta
las nubes cárdenas,
y
descorre en el Oriente
las
cortinas del Mañana.
Tu
espíritu en flor, tu espíritu
en
luz, tu espíritu en gracia
hará
brotar de la Vega
cosechas
de nuevas almas...
almas
tiernas, almas límpidas,
almas
tiernas, almas cándidas.
New
York, 1938
Búscame en el ciclo de la vida: Elegía en la muerte de Federico García Lorca (Salv...: «Ya se acabó el alboroto y vamos al tiroteo» Federico García Lorca I Dos cristales de luz negra brillaban en su mirad...