De pronto, somos los de afuera; de pie en la estación o sentados en uno de esos bancos denvencijados; tal vez recostados en una pequeña porción de césped.
Ahora es hacia dentro del tren donde miramos... Nos asomamos para ver mejor. Nos ponemos en puntas de pie o nos agachamos...Levantamos una mano para saludar...Ya no es obvio que mirar por la ventanilla es siempre hacia afuera. Estamos en un continuo afuera-adentro, un atravesar constante de umbrales. Entramos y salimos del tren; subimos y bajamos de andenes; atravesamos los vagones, como los vendedores, pero, en vez de vociferar nuestros productos, susurramos y cantamos palabras.
Cada estación, un espacio de tiempo que parece quieto, como un detenerse, pero no. Nuestro espíritu bulle. Algo estamos cociendo: una receta milenaria, un pan sencillo y saludable, una pieza de arcilla...
¡Ay, qué bueno, qué homenaje nos hiciste! Muy movilizador eso de mirarnos desde adentro y desde afuera y, claro, ese final esperanzador. Como si fuera poco, ¡ilustrado!
ResponderEliminarBeleza sobre belleza. ¡Gracias!
¡Qué manera de empezar el año!
Abrazos
EXTRAORDINARIO. TALENTOSO, AMIGO. UN FOTOMONTAJE, PATRI, QUE GUARDARE POR SIEMPRE. SEGUIREMOS VIAJANDO JUNTOS. ABRAZO AGRADECIDO.
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