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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

jueves, 30 de enero de 2014

IV.

A veces es tan sencillo salir de ella o dejar que se vaya, hacerse la distraída y, como si estuviera a un costado nuestro, ver de reojo cómo se desliza hasta quedar granito de arena en el suelo, confundido con otras partículas tales; o se filtra por esa grieta casi imperceptible de la pared hasta desaparecer.
Otras veces, sin embargo, no hay forma. Se enquista. Todo gira alrededor de ese puntito. Hasta parece que hay sentido a partir de él y vemos cómo va creciendo a medida pasa el domingo. Más chiquito que una gota, puntito que se va envolviendo en capas y capas que lo protegen, lo retienen, lo acunan.
Es entonces que me pregunto:- A ver, ¿de qué color es? ¿cuál es su consistencia?-.
Igual no se va. De casi transparente no se va. Celeste aguamarina y dura como una piedra pequeña.



.


Tan pequeña que no se puede romper.


domingo, 26 de enero de 2014

Poema II

un soldadito arrodillado
con un arma en una mano
y una pala en la otra
un pedazo de tela negra
hecha jirones
una moneda de diez centavos
del año dos mil cinco
un avión pequeño
de plástico
con las alas destruidas
y sin cola
dos centímetros de cable
color blanco
un centímetro de cable
color celeste
un hueso caracú
un carozo de durazno
un trozo de azulejo
también blanco
el borde de un plato
de loza
una tuerca oxidada
pedacitos de bolsas
de residuos

elementos encontrados
mientras arreglo
el que ahora es mi jardín
a medida avanza la orquesta
de los domingos
y voy haciendo surcos
colocando gajos
sembrando
y preparando el suelo
para enterrar también
uno que otro
fragmento de mí

sábado, 25 de enero de 2014

De ritos, lagunas y alegría.

                        III
Como Dios la trajo al mundo.



Sigilo.
Sol y luna de ojos abiertos.
Todos los pájaros posibles.
Colores dibujados en el atardecer.
Y barro.
Dos en un bote que se miran, ríen.
Ella se siente cántaro rebosante.
¿Será el misterio?
¿Será el fenómeno conjugado
de sol y luna llenos?
Quizás el laberinto inabordable
del totoral.
¿La silueta del caracolero?
¿Es ese gran pájaro que los sobrevuela?
¿O el perfil inesperado del chajá?



Es el silencio, es la ausencia
de lo que no se extraña.
La perfección.
Sólo la música natural.

Él rema con los brazos
y se adentran en una zona
de penumbra mística.
Las manos golpean el agua
y el agua, su corazón.
Se imagina nacida ahí,
de ese barro.
Siente calor en el pecho. 
Cierra los ojos para guardar
 ese tesoro único,
ese baile irrepetible,
esa gracia que le fue dada,
fiesta de todos los sentidos,
de goce
y poesía.


Saberse parte del aire
que envuelve y  hasta
de ese olor particular.
Es la frescura.
Se siente a salvo.
Es raro, pero en un bote
que parece flotar de milagro,
se siente a salvo.

No se priva siquiera de sentir
una brizna de temor
y con el remo que le queda
mide la profundidad del agua
y piensa:
sólo hasta las rodillas,
en toda la extensión de la laguna.
Finalmente,
la vivencia es más honda.
Se acuerda de Diana:
"... y me da vergüenza agregar
un susurro de voz..."
Entonces, queriendo decir algo,
calla.

El que habla es él, musita...
Ella vuelve a cerrar los ojos,
esta vez para guardar esas palabras 
que coronan el conjuro,
y así se adelanta a la pequeña muerte,



a ese abandono
en brazos de la laguna.
 

"Todo poema con el tiempo es una elegía" J.L.Borges. 
(Sólo es nuestro lo que perdimos. Los conjurados.)
Textos, dibujos y diseños: Marciano.

lunes, 20 de enero de 2014

Canción para Ana y Gus.

A ella, a él, se les caen
semillas de las manos
y antes de pronunciar
cualquier palabra
sus labios dicen: vida.
Adorables sin ser dioses,
tienen algo poderoso:
son amigos, son poetas.
La más bella música
que puedo albergar
en mi corazón,
la melodía que pide salir
con o sin alegría.
Siempre están rindiendo
homenajes,
desde las semillas,
desde la palabra,
desde el silencio,
desde las rondas
y otros milagros.
Puedo perder tanto
en el camino: fuegos
y cenizas, ríos
y tempestades, brisas
y abrigos, brújulas
y atardeceres rojos, barros
y surcos, libertades
y raíces, entonaciones
y voces;
pero a ellos, no;
a ellos, no.

Letra: Patricia Morante.
Futura música: Miguel Tizziani.
Arreglos y correcciones: Ana María Oddo, Gustavo D'Orazio y Juan Carlos Ortega.
Interpretación: Triálogos, Miguel Tizziani e invitados sorpresa.

sábado, 18 de enero de 2014

II

pañuelo de seda
que se desliza
sensual
hasta quedar
finamente arrugado
en el piso
yo lo levanto
y vuelve a caer
y vuelvo a levantarlo
y cae
otra
vez 











mi obsesión y su obsecuencia

martes, 14 de enero de 2014

Hasta siempre, querido Juan.





 pensé que en las gemínidas
te encontraría
vos allá y yo acá
en el gesto esperanzado
de inclinar la cabeza
hacia el cielo del Norte
pero el humo veló
una vez más
el brillo de mis ojos
y en tu tierra constelada
no había lugar
donde apoyar mis plantas
ni siquiera temporalmente
ocasionalmente
sin echar raíz



                      
ahora soy un árbol,
clavado a una baldosa
sin sed sin cielo
y sin estrellas

I

No quería que viniera
pero ya está acá
vestida de transparencias.
No quería.
Prefería el torbellino diario,
las mordidas
y hasta la tristeza con alas
que se instalaba de a ratos
entre domingo y domingo.
Prefería la espera desesperada
y el desencanto, sin más.
Pero ya llegó: con sus volados
envolventes, su gotero de sal,
sus manos de pan blando,
sus olores.
Se sienta a mi lado
y me hace emprolijar
lo que mostraré
mañana al mundo.