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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

viernes, 31 de octubre de 2014

Noviembre...



Se acerca el verano, tiempo de descanso. Nada mejor que encontrarse con amigos y ejercer la palabra, para reflexionar, para crecer, para disfrutar, para crear.
Como siempre están todos invitados, pero tienen que confirmar su presencia y solicitar la dirección. Los esperamos.

lunes, 20 de octubre de 2014

¿Cuándo fue...






que empecé a quererlos?


domingo, 19 de octubre de 2014

“… Es la fuerza Vida/Muerte/Vida, es la incubadora. Es la intuición, es la visionaria, la que sabe escuchar, es el corazón leal. Anima a los seres humanos a ser multilingües; a hablar con fluidez los idiomas de los sueños, la pasión y la poesía. Habla en susurros desde los sueños nocturnos, deja en el territorio del alma de una mujer un áspero pelaje y unas huellas llenas de barro. Y ello hace que las mujeres ansíen encontrarla, liberarla y amarla.
“Es todo un conjunto de ideas, sentimientos, impulsos y recuerdos. Ha estado perdida y medio olvidada durante muchísimo tiempo.
           "Es la fuente, la luz, la noche, la oscuridad, el amanecer. Es el olor del buen barro y la pata trasera de la raposa. Los pájaros que nos cuentan los secretos le pertenecen. Es la voz que dice: “Por aquí, por aquí.”
“Es la que protesta a voces contra la injusticia. Es la que gira como una inmensa rueda. Es la hacedora de ciclos. Es aquella por cuya búsqueda dejamos nuestro hogar. Es el hogar al que regresamos. Es la lodosa raíz de todas las mujeres. Es todas las cosas que nos inducen a seguir adelante cuando pensamos que estamos acabadas. Es la incubadora de las pequeñas ideas sin pulir y de los pactos. Es la mente que nos piensa; nosotras somos los pensamientos que ella piensa.
“¿Dónde está? ¿Dónde la sientes, dónde la encuentras? Camina por los desiertos, los bosques, los océanos, las ciudades, los barrios y los castillos. Vive entre las reinas y las campesinas, en la habitación de la casa de huéspedes, en la fábrica, en la cárcel, en las montañas de la soledad. Vive en el gueto, en la universidad y en las calles. Nos deja sus huellas para que pongamos los pies en ellas. Deja huellas dondequiera que haya una mujer que es tierra fértil.
“¿Dónde vive? En el fondo del pozo, en las fuentes, en el éter anterior al tiempo. Vive en la lágrima y en el océano, en la savia de los árboles. Pertenece al futuro y al principio del tiempo. Vive en el pasado y nosotras la llamamos. Está en el presente y se sienta a nuestra mesa, está detrás de nosotras cuando hacemos cola y conduce por delante de nosotras en la carretera. Está en el futuro y retrocede en el tiempo para encontrarnos.
“Vive en el verdor que asoma a través de la nieve, vive en los crujientes tallos del moribundo maíz de otoño, vive donde vienen los muertos a por un beso y en el lugar al que los vivos envían sus oraciones. Vive en donde se crea el lenguaje. Vive en la poesía, la percusión y el canto. Vive en las negras y en las apoyaturas y también en una cantata, en una sextina y en el blues. Es el momento que precede al estallido de la inspiración. Vive en un lejano lugar que se abre paso hasta nuestro mundo.
“La gente podría pedir una demostración o una prueba de su existencia. Pero lo que pide esencialmente es una prueba de la existencia de la psique. Y, puesto que nosotras somos la psique, también somos la prueba. Todas y cada una de nosotras somos la prueba no sólo de la existencia de la Mujer Salvaje sino también de su condición en la comunidad. Nosotras somos la prueba de este inefable numen femenino. Nuestra existencia es paralela a la suya.
             “Las experiencias que nosotras tenemos de ella, dentro y fuera, son las pruebas. Nuestros miles de millones de encuentros intrapsíquicos con ella a través de nuestros sueños nocturnos y nuestros pensamientos diurnos, a través de nuestros anhelos y nuestras inspiraciones, nos lo demuestran. El hecho de que nos sintamos desoladas en su ausencia y que la echemos de menos y anhelemos su presencia cuando estamos separadas de ella es una manifestación de que ella ha pasado por aquí…”



 “Para la Mujer Grande, the Great Woman“, 1971, Clarissa Pinkola Estés. Citado en "Mujeres que corren con los lobos" de la misma autora, en la introducción, "Cantando sobre los huesos".

miércoles, 15 de octubre de 2014

Libertad.

A los infinitos amantes que ella, libertad, tiene.

Las palabras se me deslizan cada vez que te pienso. 
Viajan hacia una laguna sin riberas.
Y allí, entre escamas rozando la piel,  
sumergida hasta la cintura,
me encuentro con mi red tratando de alcanzarlas.
... sólo unas pocas que me desaten 
de este naufragio empantanado, 
de esta especie de combate con la nostalgia, 
de este presagio de sinrazones.

Las sílabas burbujean en el barro.
Entonces, aparece la tabla, 
la deseada por cualquier ser húmedamente perdido.
Pero tan lejana está... 
Apenas, un chapoteo susurrante, una monotonía en el horizonte. 

Vuelvo a ser insalvable.

Las voces emergen. Se me escurren entre los dedos, 
salen en confuso aleteo.
Parpadeo letras, intento un grito que se ahoga.

En el azul, las frases, la música y otros colores y sabores se conjuran.

Descubro que puedo paladear: los labios la pronuncian.
Y, al fin, mis pies acarician la orilla.


[De "Rojos pájaros al aire". 2011]

 




Foto Dafne en Laguna Don Tomás. Santa Rosa, La Pampa.

viernes, 3 de octubre de 2014

Almendro:

 

medro 

en silencio 

como renazco

a veces

de amor por mí