Otra vez la poesía.
La veo caminar hacia mí.
Por más sedosa y sugestiva
que se me aparezca
le digo que no:
que no quiero,
que estoy cansada,
que no hay nada que hacer
ahora, que me encuentro
más triste que nunca.
Pero ella ha venido
a apiadarse de mí.
Apoya su mano
sobre mi cabeza afiebrada,
pone paños fríos
en mis párpados,
en mis manos,
en mi boca.
-Hoy la belleza
está en el silencio- dice.
hagamos silencio, vivamos el silencio juntos...
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