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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

jueves, 24 de noviembre de 2016

Derecho al infierno.

"no tengo esperanza
me invento una 
                  cada día
para que viva
la locura"
 
a veces espero 
en la quietud perturbadora 
del estanque 
en la herida de la tarde 
en las aspas de la medianoche 
en el ojo cerrado de la luna 
en el cielo recortado 
de noviembre 
en los pliegues vespertinos del anhelo 
en los recovecos inusitados 
de la penumbra 
alegre y sencillamente espero

en el deseo plantígrado 
de la tierra húmeda 
en la inquietante soledad del cenit 
en el nombre y la pregunta desvestidos 
en los bordes difusos del desconcierto 
en el rito incesante de la palabra
en los sinuosos escondites 
de la plenitud 
en el halo ceremonial 
del silencio 
inesperada y claramente espero

en el sueño simulado de lo montaraz 
en el sabor oscuro 
de lo incierto 
en el rasguño avizor del alba 
en el secreto hundido 
de la muerte 
en la lluvia vital del sauce 
en la antesala del salto al vacío 
en el febril anuncio 
de la siesta 
ahogada y profundamente espero

en el umbral del desvelo insoslayable 
en el vasto río de la evocación 
en la languidez 
de los párpados 
en la parsimonia de la última luz 
en el fulgor sereno de las hojas 
en la sombra prestada 
del paraíso 
en el instante abrasador 
de la respiración contenida 
audaz e impetuosamente espero

jueves, 17 de noviembre de 2016

Oeste.

Recorro el barrio de la infancia,
ahora que vuelvo de un viaje sanador
que ha evocado aquellos años.

Los relieves de las calles,
los vientos en las esquinas,
los juegos en las veredas, los olores, 
las generosas ventanas han cambiado,
y hasta las sinfonías
de los vendedores de frutas...
pero veo un árbol intacto, tal vez único,
que ya era grande y viejo en aquel siglo,
o así lo imagino en el recuerdo
de mi baja estatura.

No sé el nombre que le asignaron
pero lo descubro, lo miro de arriba a abajo
y lo recorro acaso como un viaje.

"Sobreviviste", pienso,
y me veo inclinando la cabeza
como a los cinco para alcanzar
con el asombro ese rayo de luz
que se abre paso
desde su cresta verde.       
"Sobreviviste", le digo
y me parece que también él dice:
"Todavía estoy.
Soy el mismo pero no soy el mismo".

Y así me gusta creerlo.

En su sombra, que ahora cubre todo el asfalto,
su efecto se ha magnificado
y el mundo ha dejado que sucediera.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Poema en el 64.

los martes por la tarde
casi a mitad de mi recorrido
y a través de la ventanilla
te veo
me veo
nos veo
comiendo chipá en la plaza
te escucho
me escucho
nos escucho
hablar de Liliana Ancalao
hacer juegos de palabras
decir qué buena elección
la del chipá
la del banco de la plaza
la de la poesía esencial
la de venir a encontrarnos
vitalmente
vos y yo