Yo leo,
corrijo trabajos,
escribo,
dibujo un mandala.
Ella ronronea al siseo
del lápiz sobre el papel,
al contacto
de mi mano,
al roce involuntario
de mi brazo.
Se ovilla
se acurruca,
dibuja un mandala
con su cuerpo...
¡Ella se manda "la siesta"!
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