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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

jueves, 13 de febrero de 2020

Pelos de gato

Dibujo de Guadalupe Carrizo, fuente
de inspiración del texto

Soñé que un dios me había dado cuatro vidas.
Soñé que un dios me avisaba cuando ya había perdido dos.
Soñé que le preguntaba a un dios cómo tenía que hacer para tener una sola, bien vivida, sí, pero una: como Raquel, como Genaro, como María Itatí.
Soñé que un dios me decía que si yo podía morirme una vez más era lógico que me quedara después una sola vida.
Soñé que le consultaba a un gato cómo había hecho él con siete.
Soñé que un gato me decía: -¡pelotuuuuda! ¿vos te creíste ese verso humano?
Soñé que un gato comía y se iba a dormir sobre mi sillón favorito, y roncaba y llenaba de pelos mi vestido de fiesta. Yo me moría pero como me quedaba una vida más me fui a comprar una tela para hacerme una nueva prenda y así estrenarla en mi última vida. Ahora sí, la única.
Ya no soñé más, me dediqué a vivir, a sonreir, a pisar descalza y fuerte, a ponerme y quitarme el vestido, a andar desnuda por ahí.
El gato se reía dormido y el dios leía a los pies del sillón.

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