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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

sábado, 27 de junio de 2020

Historias pulsan por emerger

No importa con qué frecuencia me ponga a trabajar en el jardín; cada vez que lo hago, desentierro algo.


Dirán que es común que les suceda a quienes emprenden actividades de esa índole. Y es verdad, no me estaría ocurriendo nada digno de incluirlo en el Guinness.
Lo que me hace contarlo es que con algunos objetos he formado en ocho años una pequeña colección que redescubrí en estos días, como tantas otras cosas, en estos días.

No sabía o no recordaba que algunas piezas habían sido lavadas cuidadosamente, despojadas del barro propio del lugar de los hallazgos, y colocadas en una cajita, "dorada" para más información.
Reconozco que no todo lo encontrado allí, en la cajita,  en estos días, pertenece al jardín ya que convive con pequeños objetos que han dejado mis hijos cuando se fueron de esta casa: un anillo estrafalario, un llavero de esqueleto, un muñequito de Dragon Ball y una pequeña caracola de mar, entre otros.

"Un soldadito arrodillado/ con un arma en una mano/ y una pala en la otra", es el comienzo de un poema que garabateé durante la época en que empezaron los hallazgos. Ese soldadito fue digno de mención y, tal vez, el haber incluído la imagen en un escrito haya impedido el olvido. Después (en la caja dorada) fui incorporando:  un personaje por el que recuerdo haber preguntado en alguna red social, un príncipe oscuro del animé  Yu-Gi-Oh!, me respondieron; varios personajes más, de la índole del primero, a quienes reconozco como parte de este jardín pero no recordaba; y el último, el que me hizo contar/imaginar esta historia, una especie de monstruito con la boca bien abierta que no puedo mantener en pie porque le faltan partes y que al acostarlo sobre la mesa pareciera que se me burla.

(Ahora que recuerdo, mientras escribo, varias canicas fueron encontradas en el barro. Lo que no hallé todavía en mi memoria es el lugar donde las guardé...)

En fín, pequeños objetos con los que jugaron niños o niñas de las familias que habitaron antes esta casa y que yo fui descubriendo, y se nota que los valoré como para guardarlos (además de que sufro de la condición de guardar lo que cualquiera desecharía).

Como dije, una pequeña colección hecha al pasar y no tanto; extraordinaria y doméstica a la vez; importante o no pero relevante para mí porque es parte de  la historia de descubrimientos y desentierrros de este jardín que habito.

Puedo resumir estos meses  como tiempo de descubrimientos, incluso hallazgos de otras cuarentenas (autoimpuestas) como objetos  y "cosas" más allá de los objetos.

Salvando las distancias, la magnitud y la relevancia de las historias vinculo lo narrado con un documental  en el que también se desentierran historias. Un pueblo que vivió poco más de 10 años en La Pampa. Y lo vinculo, además, porque llegué a él sin saber de qué se trataba y el mismo día en que encontré la cajita.

MIRÓ, LAS HUELLAS DEL OLVIDO cuenta que cuando la gente dejó el pueblo, porque los dueños de los campos se lo pidieron, tuvieron que tirar abajo las casas. Quedaron los cimientos y todos aquellos objetos que no se pudieron o quisieron llevar a los nuevos pueblos fundados. Esos objetos, comenzaron a ser encontrados después de un siglo y así, como los objetos,  emergieron las historias que estaban bajo tierra. La documentalista, Franca González va reconstruyendo la vida de ese pueblo que en la actualidad tiene sus ruinas bajo monocultivo de soja.
"Esas historias siempre quieren emerger", dice uno de los investigadores y yo me pregunto si  mi pequeña colección tendrá que ver también con  historias así, a otra escala, por cierto.

Bueno, hace años que doy vueltas con estas cuestiones y ahora en época de confinamiento y porque tengo en mis manos la cajita dorada, me doy el espacio~tiempo para relatar estos pareceres y, tal vez, reconstrucciones o invenciones de historias. Lo segundo me parece más factible por mi condición de delirante más que de documentalista.

¿Se trata de historias que quedan como semillas bajo tierra, literal y/o metafóricamente...?


No podría responderme aún. Lo que sé es que éste es el principio de las historias de desentierros, tal vez para que, como la suerte que corrió el soldadito arrodillado, no se sumerjan en mi olvido.



Foto Tolhuin, Príncipe oscuro y otros desentierros

3 comentarios:

  1. He leído tus palabras en voz alta
    como si fuesen mías,
    como si hubiesen emergido. digo,
    del jardín mudo de mi propio pecho.
    Es la forma que encuentro de leerte
    ahora que tu voz es más de barro
    y más raíz que nunca,
    y que pulso por brotarme y abrazarte.

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  2. https://patri-kemamell.blogspot.com/2021/04/todos-los-arboles-todos-los-jardines.html#comment-form

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  3. https://corazondelarbol.blogspot.com/2021/04/todos-los-arboles-todos-los-jardines.html#comment-form

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