los futuros habitantes
de nidos y cuevas
ponen voz a la celebración
de las hojas nuevas
y de las que caen también
como parte de la vida
asisten por anticipado
a la fiesta de luces
y de sombras
crecen desde el pie
los jacarandás
y con ellos
los ánimos inaugurales
los olores verdes
y el sabor de la mañana
un puñado de semillas
fue el milagro
o tal vez
el canto preliminar
de otras criaturas
de la tierra
¿Nido o cueva? El nido y la cueva son estadios primitivos de la arquitectura, pero, representan realidades opuestas. El nido es el “lugar funcional” acondicionado de forma acogedora, un lugar funcional hecho para la gente. En cambio, la cueva es ajena a sus habitantes. Es un lugar que acontece de manera natural, sin tener en cuenta si es acogedor o no para la persona que lo habite, pero a pesar de ello puede ser un lugar apropiado para vivir. La cueva presenta huecos, requiebros, expansiones y contracciones inesperadas del espacio. Al entrar la gente redescubre cómo habitar estos accidentes geográficos, es así un lugar estimulante que permite una gran variedad de actividades. Cada día sus habitantes descubrirán nuevos usos para un mismo lugar. Un lugar que existe antes que la gente, y es por eso, porque es distinto que existen oportunidades de descubrimientos. La arquitectura del futuro debería por tanto, consistir en estos espacios parecidos a cuevas. En espacios más enriquecedores.
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