Un puño en alto, más pequeño que la primera falange de mi meñique, envuelto en barro y extirpado, con intención o no, de algún juguete~muñeco. Es decir, un fragmento.
Siempre que trabajo en el jardín desentierro algo. Es más: palabras más, palabras menos, ya escribí esto alguna vez.
Aunque quizás sea hora de ampliar mi poema y de algún modo desenterrar supuestos versos que acompañen al mago Yu-Gi-Oh y recobrar la esperanza que había sido sepultada.
Con el puño en alto, ¿por qué no?
1° de mayo |
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