Las que mejor duermen de noche
son mis manos. Duermen de verdad.
Yo no las dejo. Les ordeno hacer ejercicios
de todo tipo para mantenerlas activas.
Me da miedo que un día
no vuelvan de tan profundo sueño
o, en el peor de los casos,
que se mueran antes que yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario