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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

domingo, 25 de diciembre de 2011

Al Bachi....

Las seis de la tarde,
relativa hora del reloj,
simbólico momento
del turno vespertino.
Hora del encuentro, la palabra, el abrazo;
mágica hora, la verdadera.
Allí donde antes, un pastizal y algunas ruinas
hay un parque, ahora;
en el lugar donde los colores reviven,
aún en invierno;
donde las semillas, esas que parecen
acunarse en el hueco de la tierra,
se riegan con las lágrimas;
las inevitables por fecundas,
las ineludibles por combatientes, lágrimas.
Allí y aquí, en el escenario de un canto nuevo,
de la plegaria que brota de los labios
y de las manos.
En este planeta que crece
con pisotones, caricias,
brazos en alto, con el buen y el mal humor,
el susurro y el grito, el fuego y el agua.
Aquí, donde un pájaro traído por el viento
de la memoria nos habla al oído,
nos dice, nos alienta, nos trina.
Aquí, están ellos y ellas
con la herramienta más poderosa,
con la sangre como un río,
con la piel herida,
y curando las heridas
de los otros,
con la sonrisa levantada,
evocando
reclamando
cosiendo
cocinando
construyendo
limpiando
amamantando
llorando
riendo
estudiando
golpeando puertas
pintando calles
habitando luchas
defendiendo la vida.



Otoño, seis de la tarde.
El cielo se desangra.
Y eso es un presagio. 
(Escrito en las retinas,
camino a Luján)
Mayo de 2012




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