
Querido Rodolfo:
Leímos tu carta abierta con los chicos en dos cursos (el 26 y 27 de marzo). Comentamos, cuestionamos, nos indignamos, nos estremecimos.
¿Sabés cuál fue el gesto inmediato en ambos casos al finalizar la lectura?: aplausos, ruidosos e interminables aplausos. Adolescentes entre 14 y 16 años comprendieron cómo funcionó esa máquina depravada de poder y destrucción. Entendieron tu carta, tus intenciones, tu dignidad, tu compromiso y el de tantos otros hermanos.
Aplausos, infinitos aplausos. Y un gran abrazo, sabemos que se puede...
Patri.
(Comentario agregado el 31 de marzo mientras me dispongo a elaborar un informe de lo trabajado en el curso durante el período de diagnóstico).
Vida y obra como testimonio permanente.
ResponderEliminarHermoso homenaje. A él le hubiera gustado seguro. Su testimonio es importante para las futuras generaciones.
ResponderEliminarUn abrazo solidario.