Al señor Juan Sebastián.
Mientras el mundo se derrumba
O vuela
Johann Sebastian llega.
Toboganes del agua,
Dulce agua
Vigorosa y serena en su melisma;
Violas y flautas
En diástole y en sístole;
Ángeles y clavecines
En amistoso dueto;
Columpiados violines en octavas
Y vaivenes perfectos,
Acompasado manantial que fluye
Del corazón perfumado
De la tierra, que a un tiempo
Es tierra y agua y nube.
Y aquí pasan los seres
En carro de quejumbres,
Afanosos,
Atareados y breves;
Trabajados
Por la angustia de los días
Y su herrumbre.
Un auriga demente
Lleva la brida
De una cuadriga de corceles ciegos.
Envueltos en el viento
Hacia un mar proceloso
Galopan desbocados y sedientos.
Así, mientras el mundo
Gira y se derrama,
Johann Sebastian llega,
Prende su llama
Y vuelca su tinaja con agua de la vida.
JOSÉ ZARZUR. (De "Los ojos del Islam. (Entre las rejas y el cielo)")
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