Hubo una vez,
sola y pura.
Lo demás fue imaginación,
sueño,
deseo,
quizás, apariencia.
Maravillosa,
indivisible ocasión,
como todo aquello
que es único.
Hoy, ese instante,
ancho como laguna,
indescriptible
como el silencio
y mágico
de sol y luna
unánimes
es ~tiempo ya muerto~
el paraíso perdido
conjurado por Borges.
Y este insignificante poema,
una elegía.
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