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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

domingo, 28 de agosto de 2022

Tito Sietesiestas, vencedor

Semanas enteras con sus días completos y a toda hora peleando contra las muertes de mi gato.

No sé si venían de a una, de a dos o todas juntas. En visitas inesperadas y otras en las que hasta tomábamos un café. En distintos horarios, con interrupciones nocturnas del sueño. Fugazmente o interponiéndose cada dos o tres pasos.

En forma simbólica o como parte de mis retorcidos pensamientos.

Vestidas como la Madame La Mort de Manucho, despojadas de pilcha, portando cuello isabelino o metamorfoseadas en sonda, jeringa o cánula.

Pensar que un gato me había tratado de "ingenua" cuando alguna vez  hice referencia a sus siete vidas. Ahora sé que la lucha fue larga e intensa y que por lo menos una vida Tito salvó porque me mira ahora mismo mientras leo en voz alta, se me acerca, me amasa cuatro segundos y se retira a los pies de la cama para dormir su séptima siesta del día, libre, feliz y cubriéndose la cara con sus patitas.

Reserva Urbana~ Plaza~ Vuelta al barrio

 I

Quiero ser de humedal y benteveo

II

Un círculo tapizado de hojas secas. Ocho mesitas de cemento con sus correspondientes dameros y sus banquetas firmes y duras.

Alguien dejó una botella con agua.

Aparece un perro, de esos con collar coqueto que sueltan en la plaza para que defequen. Y defeca.

Se sube a una de las banquetas para alcanzar la botella sobre la mesa. Y la alcanza.

La tira al piso y la mordisquea.

Su humano apenas lo mira de lejos.

Sigue mordisqueando la botella para romperla. Y la rompe aunque no lo suficiente como para introducir su lengua y beber de su contenido.

De pronto, un silbido.

El perro levanta la cabeza, toma la botella y corre hacia su amo. Chorrea agua en el caminito curvo.

Una voz: -¿qué hacés? ¿Por qué traés porquerías?.

El perro salta, lloriquea, ladra, le señala como puede, al dueño, la botella.

Ahora, las manos, colocan con firmeza la correa en el collar azul francia, tironean hasta que deja de haber resistencia y llevan en dirección oeste al perro que ya cagó, jugó cinco minutos y ahora camina muerto de sed hasta su domicilio en el barrio de edificios de tres, seis y ocho pisos.

III

Palo borracho de flores blancas a mitad de cuadra junto al poste con el aro de basquet.

Viejita encorvada dándole maíz a las gallinas en el patio delantero.

Casa de la familia C. con su frente cargado de azulejismo.

Mandarinos asomando por encima de la tapia hecha de bloques.


(Fue el 4 de junio pero podría haber sido hoy)


martes, 9 de agosto de 2022

"Quién dijo que todo está perdido"/ Epígrafes para Andalgalá


Buscando un título para esta foto, apareció la palabra coraje cuya raíz significa corazón. Sería algo así como ir con el corazón por delante. Y me gusta decir que Guardianas y Guardianes del cerro y del agua tienen un gran coraje. Se les ve el corazón cuando hablan, cuando caminan por la vida y en ella, cuando escriben poemas, cuando dan una entrevista como en el caso de la foto. Así viví esto último desde la vereda de enfrente cuando decidí  hacer esta toma: un  grupo de jóvenes rodeando a Raúl y los latidos de todos y cada una componiendo la música que debiera escucharse en todos los canales, emisoras y redes sociales.

Digo esto porque la palabra coraje me suena muy bien, más que la palabra valentía, y porque la palabra coraje últimamente también está siendo vapuleada. Se dice de funcionarios políticos que tienen coraje pero la verdad es que cuando el funcionario piensa sólo en su bolsillo y no lo que dicen las comunidades, que es lo que generalmente ocurre, no tiene coraje por más megaemprendimiento que inicie o negocie, eso se llama prepotencia. Entonces, una vez más, usemos bien las palabras. Raúl tiene coraje, Ximena tiene coraje, Antonio, Rosa, Aldo, Enzo, Edu, entrevistadores en la foto, tantos otros y otras que ponen el cuerpo todos los días para defender los bienes comunes, tienen coraje. Los funcionarios, repito, tienen prepotencia. No confundamos las actitudes, ni las intenciones, ni las palabras.

Tanto trabajo digno que podrían hacer, tanto coraje que  podrían tener y justo van a elegir la violencia y la falta de ética destruyendo el cerro, dejando sin agua un pueblo entero y persiguiendo a sus defensores.

El coraje es de las personas dignas, es amor, es ir con el corazón por delante dando una mano,  diciendo la verdad. El coraje es de quienes resisten en la querida Andalgalá.

Patricia Morante.

El video:

https://www.instagram.com/reel/Cgz6mrqlZO1/?utm_source=ig_web_copy_link