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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

martes, 12 de mayo de 2009

LA SIRENA.

"La memoria es el hilo finito que nos enhebra desde el principio hasta donde el tiempo no llega". Germán Amato de "Antiprincipito".
El libro cerrado,
quizás lleno del polvo de los días,
aguarda para desplegar
sus alas de mariposa...
En su cuerpo duerme
un lago de aguas quietas que espera
para encauzarse o encausarse.

La soledad, cansada tal vez,
desesperada tal vez, aguarda
para dejar de ser soledad.
En la compañía se reconforta
para, luego, seguir siendo...

En cambio la sirena,
en medio del océano,
no espera que ahora
le cubran el torso,
no quiere que le cercenen
el largo cabello
mil veces imaginado,
ni que su cauda mude
en ridículas piernas danzantes.
Desea que así sigan sus cánticos
y que, algún navegante, de ellos
y de ella se enamore.
Odia que la confundan con manatíes.

El silencio puede dejar de ser silencio.
Los labios sellados reciben la caricia
y asoma... el gemido.
La voz, brisa o ventarrón,
arremolina las hojas del otoño,
las eleva y las conduce. Salen.
La mudez es quebrada
como vara de mimbre
por las manos.
Los ojos dicen...
Mientras el silencio espera
para ser acallado,
sigue macerando su fruta.

La memoria no quiere dejar de ser...
En su mutación están el olvido... y la guerra,
lo vergonzoso y lo obsceno.

Patricia Morante.



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