Me gusta el barrio
cuando se despereza,
en ese instante,
preferentemente otoñal,
en que el vértigo y
la conmoción
son apenas una mentira.
Entonces rezo,
paso a paso, despacito,
presintiendo tu calor
detrás de las paredes.
¡Precioso!
ResponderEliminarAbrazos
A mí también me ha parecido precioso. Y muy tierno.
ResponderEliminarUna sonrisa.