Foto Tolhuin. Mayo '16. |
Vivo testigo de mañanas frescas,
fresco donante de los frutos dulces,
dulce atalaya de mis sueños vivos:
ríe conmigo.
Clama a mi amado, al que siempre pienso;
toca su aire con tu olor cercano;
toma mi canto, díselo en mi nombre.
Dile que vuelvo.
Foto Tolhuin. Junio '15 |
-Consiste
en cuatro versos libres (es decir, sin rima), tres endecasílabos
sáficos y uno
pentasílabo
adónico. Este último
se compone de dos cláusulas rítmicas: un dáctilo (una sílaba
larga y dos breves) y un espondeo (dos sílabas largas).
-Los
acentos de los endecasílabos se ubican en la primera, cuarta, octava
y décima sílabas.
-Al
final de la quinta sílaba (átona) debe hallarse una cesura que
divide el verso endecasílabo en dos hemistiquios de cinco y seis
sílabas.
Autores
que usaron la estrofa sáfica son: Alceo, Cátulo, Horacio, Melino,
Swinburne, Ginsberg.
En
España, apareció hacia el siglo XVI. En el XIX, Miguel de Unamuno
demostró gran interés en ella. La utilizó y enriqueció en varias
ocasiones.
En
Argentina, la poeta Tolhuin intenta su composición haciendo caso
omiso de dáctilos y espondeos pero ponderando los cítricos en sus virtudes cantarinas, como tópico.
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