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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

miércoles, 28 de febrero de 2024

Regazos

El pendular de la hamaca en que la mujer descansa

El desnudo de la mujer en que el libro se apoya 

El vibrante del libro en que  la mirada se posa

 

Regazo manso del estanque en el que lirio asoma 

El de la tarde montesina que ofrece su canción de cuna






 https://www.facebook.com/1481809116/videos/782304203923734/

martes, 27 de febrero de 2024

Nenúfar, tal vez. Versos estancados.

Tardes de aguas quietas

en que leíamos con avidez y en silencio.

La mano aterrizando sobre el papel

y el susurro de las páginas al darlas vuelta

era el único sonido humano.

 

Como dedos revolotean ahora los insectos sobre el agua.

Zumban, se posan, beben, se acercan demasiado

y caen, luchan, se ahogan.

 

“Avispa resucitada” llamábamos a ese momento caliente

de la siesta, después del libro,

en que limpiábamos el agua antes de meternos.

Salvábamos insectos con la red

y nos reíamos al verlos revivir y sacudir sus alas de nuevo

mientras que a un costado, en un pequeño estanque,

los nenúfares permanecían enhiestos, soberbios, indiferentes.

“Solo aman al sol, por él es que se  mantienen erguidos

y de pétalos abiertos”, me decías…

“¿Y a vos qué te gustaría ser?

¿insecto o lirio de agua?”

 

Un pez sin branquias se asoma indolente en el estanque.

Su largo camino de aguas nos hace cercanos

pues también venimos del fondo de una cuna de barro,

como él somos vida y misterio.

 


domingo, 25 de febrero de 2024

Habla la flor


(Los paréntesis son míos (Patricia Morante))

 

En la quietud del estanque

zumban avispas, abejas y moscas

merodeando mi supuesta tranquilidad.


 

Estoy plantada en el lodo profundo.

Ya con mi tallo erecto

hice un recorrido por el agua

y por fin asomo tímidamente  

a la superficie

como un pez que se atreve

a una bocanada de aire.

 




Los insectos y pájaros me revolotean,

se me posan,

liban mi néctar unos,

beben de mi cuna otros

y están los insalvables Ofelia.

 




A pesar de tanta actividad

y cosa vista

dicen de mí que soy inmóvil

¡y hasta efímera!

pero instagrameable.

También que mi agua debe ser tranquila

o mas bien estancada.

(Es decir que lo inerte le viene de la cuna).

 



Se discute acerca de mis características;

o que me llamo Nenúfar, Loto,

Ninfa, Lirio de agua,

(en “de agua” nos pusimos de acuerdo).

Hay quienes en forma indistinta

usan uno u otro nombre

y están los asistentes del foro.

 


Parece que los significados

son según mi color

y se han tejido mitos,

inspiraciones,

tips de cocina para usar mi raíz,

tatuajes, simbolismos,

performances,

posturas.

(E imitaciones de goma eva).

                                     

Son frecuentes los tutoriales para mi cultivo.

Existen catálogos,

Comercialización y, por tanto,

especulaciones.

 

Que soy exótica,

que no hay nada más simple que yo,

que me pintó Claude Monet,

que hasta un niño pequeño

me puede dibujar.

Soy sagrada y marketinera,

ancestral e instagrameable

(Ese adjetivo ya lo usó) 

Yo sólo deseo abrirme al sol


(a la luna, según algunos).


Fotos Tolhuin en Bello Estar~Loma Bola~San Javier~Valle de Traslasierra~Córdoba.

https://www.instagram.com/bello.estar?utm_source=ig_web_button_share_sheet&igsh=ZDNlZDc0MzIxNw==



https://www.facebook.com/media/set/?vanity=patricia.morante.75&set=a.10232296800030935

 


viernes, 23 de febrero de 2024

🌟✪✨✰⋆✪✨✰⋆🌟✪✨✰⋆🌟✪✨✰⋆🌟✪✨✰⋆🌟

A veces es sin palabras
Sin humana voz
Sin pentagrama
Sólo sumergirse
Leve tiempo
En el infinito silencio
De los pájaros
Leve silencio
En el infinito tiempo
De la lluvia
Patricia Morante. De "La plegaria de mis pies" (2021)

Ahora que estás justamente aquí quiero hablarte de la vez que el cielo se nos caía encima de tan cargado de estrellas.
Nos acostamos en las reposeras y nos dejamos cubrir por esa manta infinita bordada con un único hilo brillante. Los sonidos de la noche eran fabulosos y, por momentos, desconcertantes. Era tal la fascinación que hasta sentí un poco de temor.
Quedé perpleja, enmudecida por largo tiempo.
Sin embargo algo, tal vez una palabra o frase en mi garganta quería ser liberada.
Probé abrir y cerrar la boca pero solamente salían suspiros, casi en tono de sollozos.
Pensaba en las lecturas acerca de las estrellas, pensaba en el posible poema y en las mil formas de inspiración. Pensaba en el silencio. Sé que esbocé mentalmente una idea que se diluyó entre tantas emociones.
Empecé a bajar levemente los párpados para guardar esa maravilla titilante pero unos segundos después volvía a levantarlos, deseosa de no perderme nada y dejarme impregnar hasta el fondo del alma.
Y así fue que mientras quería abarcar lo más posible con la mirada, aparecieron meteoritos atravesando la atmósfera, uno acá y otro allá. Se repitió el fenómeno después de varios minutos hasta que comenzó a hacerse cada vez más frecuente.
Las "estrellas" trazaban su huella fugaz allá arriba entre punto y punto del bordado universal.
Aunque mi voz nunca apareció volvió la idea que antes se había disipado. Y mientras recordaba a borbotones episodios de la infancia y de otras etapas relacionados con este prodigio, un llanto silencioso, lento y continuo como un río manso que se reinicia empezó a brotarme.
Pensé: quizás sea ésta la última vez que vea un cielo así. Me lo llevo aquí dentro, me lo guardo para vivir. Después de todo puedo sentirme plena por este milagro que seguirá sucediendo a pesar del impacto de las luces citadinas, para vos, para mí, para nuestras familas, para nuestros desconocidos.
Cada noche bajo el mismo cielo el planeta entero con todas y cada una de sus especies.
Al fin y al cabo las estrellas nos unen.

Texto dedicado a quienes desde la ciencia o la poesía hablan de las estrellas; a quienes todavía piden deseos ante las fugaces y a María Gabriela Moreno, por supuesto, la maga de la reposera contigua.

Patricia Morante. Vivencia en Bello Estar, Loma Bola, Córdoba. Enero~febrero de 2024.