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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

jueves, 25 de julio de 2024

Cuando necesites entender algo, dibujá un mandala ˚⋆°˖ ~ 🍂࿔

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Hace más de diez años tuve una estudiante que, cuando terminaba las tareas o las pruebas escritas, se me acercaba y decía en voz bajita:-Profe, ¿le molesta que me ponga a dibujar?-. Yo le contestaba:-No me molesta, me encanta-. 

El breve diálogo se repetiría, no todas las clases pero sí  muchas veces a lo largo del tiempo. Además se iba condimentando de sonrisas y miradas cómplices. Aunque ella sabía que tenía mi aprobación, igual se ponía de pie, se acercaba y me hacía siempre la misma ritual y respetuosa  pregunta para obtener la misma ritual y enfática respuesta. 

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Por ella y por otras estudiantes más que en algún rato libre, pedían permiso de modos diversos, fue que empecé a interesarme en dibujar mandalas porque, si bien ellas dibujaban de todo, lo que a mí me empezó a atrapar fue el movimiento, los colores y las imágenes que se me despertaban más allá del propio dibujo circular.

Primero no me animaba a diseñarlos así que conseguía algunos modelos para pintar con lápices de colores y después, poco a poco, comenzando por un puntito en el centro de la hoja me dejaba llevar hasta completar todo el espacio con un dibujo casi redondo, casi prolijo, casi simétrico.



Algo pasó un día que dejé de hacerlos y algo pasó hoy que en forma impulsiva corrí a buscarlos donde los tenía guardados: una caja profunda. 

Encontré alrededor de cien dibujos. Algunos con fecha, algunos con título.

Encontré mandalas con dedicatoria, con poemas escritos al dorso; mandalas que eran regalos que nunca fueron entregados (sí, como las cartas que no me animé a enviar). Algunos ocupaban todo el espacio disponible en la hoja; otros, solamente el centro.

Había papeles con comunidad de mandalas donde los dibujos parecían flotar como astros.

Y una tapa de caja de ravioles con uno completamente asimétrico que parece una ameba tuneada.

Algunos los recordaba o recordaba el momento en que fueron diseñados y otros, realmente, me sorprendieron.

Está el de "mientras tanto", ante la angustia por la gatita Gala que se había ido y no volvía; el que parece rueda de bicicleta; el de título "quéchotomandala" de tan feo que me pareció; el que al parecer era una cosa y terminó en cebolla morada partida al medio; el de homenaje al "siemprevivo Roque Dalton"; el de estreno de obra de teatro; el formado sólo por palabras.

Aquellos en los que se aparecieron lechuzas o gatos sin intención de dibujarlos; aquellos de los arbolitos a propósito; los que contienen figuras de chacarera, gato o escondido.

De colores cálidos, de colores fríos, monocromáticos, negros. Lápices, fibras, esmalte de uñas, pintura acrílica, bolígrafos de colores. 

Continuará...

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