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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

viernes, 23 de octubre de 2020

Antes, durante y después

Americana, ella.

Pluma de Santa Teresa, 
porque sus tallos se asemejan al elemento 
con el que escribiera la santa española 
del siglo XVI, dicen.

Cactus epifito, 
porque se desarrolla encima de otros cactus 
sin parasitarlos, dicen.

Cactus orquídea, tal vez por la condición 
 de epifitas de algunas de estas últimas.

Junco oloroso. 

Nopalillo.

En el barrio le decimos Santa Teresita
aunque ese sería
el nombre de otra santa, también dicen.
Para mí, mi plantita es la Tere 
aunque en la maceta que pinté en su honor
escribí "Santa Teresita, dulce compañía",
una tarde en que no encontré 
a mi ángel de la guarda.

La Tere con sus hijas,
 distribuidas en varias macetas 
a partir del regalo de mi amiga~hermana Gabi. 

No florece todas las primaveras 
pero cuando lo hace me saluda 
y sonríe así de luminosa.
Después se va durmiendo.
 Si llueve, 
recibe con devoción el milagro 
y demora con belleza imperdonable
alguna que otra gota entre los pétalos.

Según los almanaques de mi época
nací en el onomástico de Teresa o Teresita,
ya no sé,
y pude haberme llamado así o asá
pero mi hermana ya tenía elegido otro nombre 
más de moda, dicen que dicen.

No es que sea muy devota de los santos, 
ni de estas santas en particular, 
ni haya leído toda la obra de la de Ávila
pero sí me declaro fiel a las plantas, 
a las flores, 
a visitantes de flores,
a los regalos amorosos,
a algunos almanaques,
 a las historias de nombres
aunque confusas,

a las historias, digo.










Regalo María Gabriela Moreno
Texto y devoción Patricia Morante
Fotos Tolhuin



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