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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

viernes, 11 de febrero de 2022

El juego de las sombras en los espejos

Tenía 7 u 8 años y me habían dicho que si en el espejo del baño me miraba con una vela colocada justo debajo del mentón iba a poder ver al diablo. ¿Por qué el espejo del baño, me pregunto ahora? Tal vez por lo privado... ¿Y por qué hablábamos tanto del diablo a esa edad?

Al diablo nunca lo vi, y en esas ocasiones en que lograba rescatar una vela y hacer el ejercicio de por lo menos calentarme la barbilla, no sentí miedo. Más bien se apoderaba de mí una especie de ansiedad contenta.

Ahora que me acuerdo, sí lo vi, en una ilusión óptica pero lo vi. Teníamos una tarjeta con un diablo, rojo obviamente, con su característica cola y su tridente. Mirábamos la tarjeta fijamente durante unos cuantos segundos y después, el techo, si era blanco, mejor. Y ahí aparecía por unos escasos segundos. 

Las amenazas eran crueles cuando los adultos consideraban que nos portábamos mal: cuando estés durmiendo, te va a llevar de las patas. Afortunadamente a mí no me afectaban esas amenazas y no es que me portara excelentemente, sólo no me sugestionaba, creo.

Pero volviendo al espejo del baño, me fascinaba el efecto que producía la vela debajo de mi cara. Y las sombras que aparecían detrás de mí.


https://corazondelarbol.blogspot.com/2021/11/el-drama-de-la-flama.html

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