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...o këmamëll, voz del mapudungún: "corazón del árbol", el centro, el meollo...

domingo, 19 de abril de 2009

EL AMIGO DE LA INFANCIA.

A un ceibo caído y a los hermanos arrancados de sus hogares.



Aún estás. Apenas se dibuja
tu sombra en el muro.
Temprana y definitivamente
te apartaron de los postigos
que besaban tu vaivén.
Quizás tus pies resistieron un buen tiempo
antes de que la mano diera el último tirón.
No fue así en mi pecho,
cuando prisionera de aquellos años felices,
recordé las temblorosas palmas
que recibieron la estival lluvia de aves por venir.
Nadie, de allí, puede hacer que te ausentes.

¡Cuántas veces me rescataste
de la siesta imperial!
Tus asperezas se abrían paso
para reconfortarme en la horqueta salvadora,
mientras tu cabellera se mecía cómplice y sigilosa.

Nostálgica, ingenua y soñadora
quiero cabalgar esas lejanías,
quiero abrazar
esos días como flores luminosas.
Quiero la ilusión de esconderme
a las tres de la tarde para después
levantar el vuelo,
con el fresco deseo de mudar ceibos caídos
en rojos pájaros al aire...

Esta es la fotografía de mi infancia en donde se ven algunas ramas y sombras del ceibo junto a la ventana de la casa de los abuelos.


2 comentarios:

  1. BELLO. ME EMOCIONA Y RECORRO MI PASADO GUIADO POR ESTA HISTORIA. POR TU PALABRA. UN ABRAZO. GUSTAVO D´ORAZIO.

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  2. Bellísimo, poema, Patri. Hermosas imágenes. Es emocionante. Gracias.
    Te abrazo.
    Ana

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